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lunes, 22 de diciembre de 2014

Portofino cuerda manual clásico puro

Durante mucho tiempo, la línea Portofino de IWC ha sido considerada la estrella oculta de la cartera de la manufactura relojera de Schaffhausen. Pero, desde que se inició la ampliación constante de la línea, está atrayendo más la atención de los amantes de los relojes, a los que les entusiasma con su diseño minimalista y su reservada elegancia. A la familia se le suma ahora un nuevo miembro en la figura del Portofino Cuerda Manual Clásico Puro, un reloj que con encanto supremo y gran estilo personifica el arte de la discreción.

Difícilmente podríamos llevar un reloj más sencillo: dos agujas y cuerda manual, y nada más que pueda distraer del diseño purista y la configuración diáfana de la esfera.
La auténtica elegancia se consigue practicando el arte de omitir. El Portofino Cuerda Manual Clásico Puro prescinde de atractivos visuales y consagra su presencia entera al servicio de la medición del tiempo. Por lo demás, irradia profunda serenidad y fascina con belleza en estado puro. El cristal frontal de canto arqueado no solo hace que parezcan más reducidos a la vista los 43,5 milímetros de diámetro de este armónico reloj, sino también que su lenguaje formal cause un efecto especialmente clásico y equilibrado gracias a la variante tradicional del cristal. Para mantener la impresión conjunta dentro de la mayor contención posible, se ha optado incluso por trasladar la indicación de la reserva de marcha al dorso del reloj, donde se puede consultar a través del fondo de cristal de zafiro.

El calibre 59060 de cuerda manual de la manufactura IWC es conocido por su gran duración: con toda la cuer­da dada, el reloj proporciona exactamente 192 horas u ocho días de precisa exactitud de marcha sin que haya que hacer nada más. Solo una vez transcurrido ese tiem­po, el dueño del reloj tendrá que proporcionarle nueva energía haciendo girar la corona. El dorso del movimiento está dominado por dos grandes puentes que tapan el movi miento entero, excepto el volante. Se trata de un di­seño contemporáneo del movimiento que proporciona un alto grado de robustez y fiabilidad. El puente superior al­berga el barrilete, el diferencial y el mecanismo de la cuerda; el inferior, la indicación de la reserva de marcha, la cual por otra parte cubre también el puente del tren de ruedas situado debajo. Todos los puentes están delicadamente ennoblecidos con Côtes de Genève. Además, el movimiento incorpora un volante sin raqueta; la regulación de precisión del mismo se efectúa a través de cuatro tornillos de regulación dorados situados en el aro del volante. El volante, como es usual en movimientos modernos, oscila con una frecuencia de 4 hercios, es decir, 28 800 semioscilaciones por hora. Con ello, junto a la espiral Breguet, curvada conforme a la antigua tradición relojera, se ase­gura la elevada precisión de marcha del reloj.
Con un enfoque claro hacia la tecnología y el desarrollo, la manufactura suiza de relojes IWC Schaffhausen lleva fabricando desde 1868 relojes de valor duradero. La empresa se ha hecho un nombre en todo el mundo gracias a su pasión por soluciones innovadoras, su espíritu inventivo y gran habilidad técnica. Como una de las marcas punteras a nivel internacional en el sector de los relojes de lujo, IWC fabrica obras maestras de la Haute Horlogerie que reúnen ingeniería y precisión con diseño exclusivo. Como empresa con responsabilidad ecológica y social, IWC apuesta por la producción sostenible, apoya a instituciones a escala mundial dedicadas al trabajo con niños y jóvenes y coopera con organizaciones comprometidas en la protección del clima y el medio ambiente.
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